La presente traducción se realiza según el original en inglés “Review of Lou Agosta, Empathy in the Context of Philosophy”, publicado en: Existenz, An International Journal in Philosophy, Religion, Politics, and the Arts, Vol 6, No. 2, Fall 2011.
En: https://www.existenz.us/volumes/Vol.6-2Portuondo.pdf
Resumen: Esta revisión fue presentada por la autora el 20 de abril de 2011 en la Reunión anual de la División del Pacífico de la Asociación Filosófica Americana, en San Diego, California. La sesión “Encuentro del autor con los críticos: La empatía en el contexto de la filosofía,” fue organizada por la Sociedad Karl Jaspers de Norteamérica (Karl Jaspers Society of North America).
"No sabemos qué es la empatía", afirma el autor, y anuncia: "Este libro es un intento de averiguarloi". Lo que sigue es una búsqueda estimulante y esclarecedora, que proporciona al lector específicamente una vía perspicaz que conduce paso a paso a través de afirmaciones, sugerencias, contribuciones, contradicciones, inconsistencias, lagunas conceptuales y, sobre todo, de un exitoso encuentro virtual entre Martin Heidegger, Max Scheler, Edmund Husserl, John Searle y Heinz Kohut e, incluso, Johann Wolfgang von Goethe y Thomas Mann, estos dos últimos hablando a través de sus personajes literarios.
Agosta es testigo y promotor de este evento, y ha hecho señalamientos personales con sus percepciones al respecto. Propone la tarea de corroborar qué pueden decirnos sobre la empatía quienes han sido invitados a este encuentro. Pero estos partícipes no son ellos mismos explícitamente capaces de agregar algo nuevo a lo que se ha dicho, por lo que el enfoque del autor consiste en "adoptar una posición" respecto a la empatía ("la posibilidad de la posibilidad" en sí misma, como él lo expresa en una ocasión), a fin de hacer posible un examen crítico. La verdadera crítica filosófica requiere estar abierto a lo que Karl Jaspers ha llamado el sim-filosofar (o co-filosofar) cuya condición fundamental es la empatíaii. Agosta asume este requisito para su discusión, que no es “acerca de”, sino "con" los participantes que lo acompañan, ya que empáticamente se relaciona con ellos y deja en claro los puntos de acuerdo y desacuerdo -no sólo entre los participantes, sino también dentro del discurso que cada uno de ellos aporta. Insiste en que a veces es necesario ir contra lo dicho por tal o cual pensador. Después de todo, la "búsqueda empática" no significa que se debe estar de acuerdo con los demás en todo. Eso no sería empatía, sino una forma de descuidarla, mientras que la empatía abre la capacidad de escuchar al otro, así como a uno mismo: "La obra que realizamos toma su orientación de la empatía, no de Heidegger; de la empatía, no de Husserl; de la empatía, no de Searle; de la empatía, no de Kohut (siguiendo a Freud) y así sucesivamente"(ECP 4). La búsqueda empática criticando a los pensadores antes mencionados encamina a Agosta hacia sus metas -en otras palabras, si esta se interpreta según un concepto previo de la empatía o según alguna referencia empírica válida a esta, entonces la declaración termina siendo una petitio principii.
Una cuestión latente parece estar apareciendo cuando Agosta afirma, "el principio rector aquí es la contribución de la empatía al entendimiento humano y a la comunidad, no la comodidad, la conveniencia o la reputación de un pensador particular, escuela de pensamiento o tradición intelectual"(ECP 6). Por supuesto, el autor no está interesado en justificarse a sí mismo -o a su interpretación- como siguiendo o defendiendo alguna concepción sobre criterios que apoyen su selección de los pensadores mencionados para su investigación sobre la empatía. La selección de los participantes no parece ser sin embargo incidental, porque Agosta está principalmente interesado en lograr dos objetivos. El primero es proporcionar las coordenadas que harían posible el desarrollo de una ontología de la empatía:
No nos referimos a consideraciones históricas, reveladoras o (como Heidegger diría) "ónticas"...queremos comprender que lo que pasa con la relación empática es tal que aquel con quien la empatía ocurre le da al empatizador su ser humano (humanidad) independientemente de experiencias particulares- como tema de distinción filosófica necesaria y general. [ECP xvi]
Esto podría considerarse una condición previa a fin de retomar la discusión sobre la empatía que los pensadores hermenéuticos vincularon al método de las ciencias sociales durante el siglo veinte. De hecho, la segunda meta de Agosta es repensar la tesis sobre la empatía como condición para las interpretaciones de eventos sociales (en el espíritu de Wilhelm Dilthey, aunque este nunca utilizó el término "empatía" en este sentido y la identificó con el concepto de "comprensión" como método de las ciencias humanas).
Agosta hace una breve referencia a las llamadas neuronas-espejo y a su importancia para entender la empatía, pero su obra, como su título expresa, se centra sobre todo en la discusión filosófica sobre la empatía. Las referencias a la literatura y los cuentos populares son más bien complementarias al enfoque principal, por lo que se despliegan en el espíritu de la discusión filosófica.
Si he comprendido a Agosta correctamente, entonces la empatía representa para el autor algo más que un método para interpretar los eventos sociales (esta tesis sólo se limita a la epistemología), porque la empatía, según Agosta, proporciona la base misma para la comunidad humana: "La empatía tiene la intención de una comunidad, una comunalización, una comunalidad. Aquí 'comunalización' significa el proceso de generar una comunidad "(ECP 126); y también: "En algunos casos, es útil aplicar una lección aprendida de Heidegger, e interpretar a un pensador en contra de sí mismo en interés de un desglose completo y rico del poder que tiene la empatía para proporcionar una base para la comunidad humana "(ECP 5).
Abordando el tema desde la filosofía husserliana al criticar el psicologismo, el autor considera que los individuos -y las mentes individuales- no sólo se encuentran social y culturalmente involucrados, sino que están socialmente constituidos, por lo que su vida psicológica y emocional no puede entenderse fuera de un contexto social. Que otras mentes tengan sentido tiene que ser más que una actividad culturalmente mediada, porque dicha actividad es un ingrediente de la cultura y de la sociedad misma. Siguiendo a Agosta, la empatía no es sólo una capacidad centrada en la socialización o la comunalización, sino que simultáneamente las genera. Esto plantea la cuestión de si la posibilidad de una ontología de la empatía desempaca no sólo el "círculo hermenéutico" de la empatía (una interpretación propuesta por el autor, además del "capítulo no escrito de El Ser y el Tiempo" al que Agosta se refiere en su obra, lo que sin duda contribuye a reducir este brecha), sino también la posibilidad de un fundamento ontológico de las ciencias sociales y las teorías de la cultura, siendo la empatía el núcleo mismo de esta posibilidad. Esta conclusión no es explícita en la investigación, que sin embargo se mantiene explícitamente elusiva con respecto a cualquier compromiso con las tradiciones y escuelas de pensamiento que han abordado el tema de la empatía.
De hecho, el concepto de empatía de Agosta entendida como base de la socialización (comunidad) inherente a la condición humana (que hace que los "seres humanos" “sean humanos", como él prefiere decir) se desarrolla a partir de Heidegger: "Una rehabilitación de la empatía y una definición e implementación auténticas de la empatía" requieren apoyarse "en el espíritu del enfoque de Heidegger" (ECP 17), como punto de partida que brinda la posibilidad de la ontología. En armonía con Husserl y avanzando hacia la teoría de la intencionalidad del discurso de Searle, Agosta también examina las contribuciones de Kohut al psicoanálisis (psicología del yo) y sus sugerencias sobre la empatía, implícitamente relacionadas con el argumento trascendental:
Dado que tenemos estas experiencias de expresar y de ser afectados por los sentimientos de los demás, de tomar conciencia de que los sentimientos de otro tienen un impacto en los nuestros, nos preguntamos: ¿Cómo es esto posible? Encontramos que es necesario postular alguna capacidad o competencia -llamémosle "empatía"- bajo pena de contradicción si la rechazamos. [ECP 140]
La hermenéutica, la intencionalidad, el argumento trascendental como interpretaciones o métodos pueden traducirse entre sí, según Agosta, porque se refieren a diferentes instancias de contingencia que son inherentes a la empatía en sí. Sin embargo, Agosta enfatiza que el poder de tal traducción radica en realizar la articulación de los diferentes métodos para conocer los resultados o contenidos que pueden ser comunes, o bien dependientes de un método específico. Entender la empatía como el fundamento de la comunidad se convierte en el resultado destacado y común que ha sido alcanzado por diferentes métodos e interpretaciones en la obra de Agosta, pero aparentemente la insistencia del autor en la naturaleza fortuita de los métodos no se extiende a tal resultado.
Al final de esta obra, se hace necesaria una última pregunta: ¿En qué medida puede el camino propuesto por Agosta, si es que lo hace, superar la disputa sobre este fenómeno fascinante, la empatía, si este se identifica con una concepción insuficientemente amplia no sólo del fundamento de los procedimientos en las ciencias sociales, sino también de la posibilidad (desde un principio universal) de la propia comunidad humana?
i Lou Agosta, Empathy in the Context of Philosophy, New York: Palgrave Macmillan 2010, p. xiii. [En lo que sigue citado como ECP]
ii Karl Jaspers, Filosofía 1, trad. Fernando Vela, San Juan de Puerto Rico: Ediciones de la Universidad de Puerto Rico 1958, p. 517 [mi traducción al inglés en el original de este artículo]
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