Friday, April 24, 2020

Albrecht Kiel, DIECISÉIS PERSPECTIVAS SOBRE EL CONOCIMIENTO ORIENTADOR EN KARL JASPERS



Autor: Albrecht Kiel
Universidad de Konstanz, Alemania
a.kiel@uni-konstanz.de



Agradecemos al autor, Prof. Albrecht Kiel, su permiso para publicar en este blog la presente traducción al español, realizada por Gladys L. Portuondo según el original en inglés publicado en: Albrecht Kiel, "Sixteen Perspectives on Karl Jaspers' Orientative Knowledge", en: Existenz. An International Journal in Philosophy, Religion, Politics, and the Arts, Vol. 13, No 2, Fall 2018. Agradecemos también el apoyo para esta publicación de Helmut Wautischer, editor de la revista Existenz. Véase en:






Resumen. La cuestión de si se puede afirmar que la Era Axial es una realidad histórica ha sido discutida por largo tiempo. Este ensayo argumenta que la Era Axial se comprende mejor como expresión de la fe filosófica. La existencia de un eje común en la historia de la humanidad no se puede mostrar por medio de la evidencia empírica en última instancia. Los humanos más bien deben tener fe en compartir una historia común. La comprensión de la fe por parte de Karl Jaspers sigue la concepción de la religión de Kant en la medida en que la fe se sostiene a través del compromiso moral con la humanidad. El ensayo muestra que aunque Jaspers expone la dimensión moral y con base en la fe de la Era Axial, él se aferra a la suposición de la realidad histórica de la misma, lo que conduce a tensiones dentro de su enfoque. Especialmente, sus premisas eurocéntricas hacen difícil creer en un eje que unificaría todo el desenvolvimiento humano.

Palabras clave: Era Axial; humanidad; historia; religión; fe filosófica; modernidad; secularismo; eurocentrismo.


Lo mismo que la famosa figura reversible que se puede percibir e interpretar bien como un conejo, o bien como un pato, la concepción de Karl Jaspers de una Era Axial tiene un efecto irritantei . No resulta claro si la concepción debe ser vista, ante todo, bien de una forma histórica o bien filosófica. Desde una perspectiva histórica, la Era Axial es una secuencia de eventos separados, pero interrelacionados, y la tarea del historiador es identificar los rasgos comunes de estos eventos y la conexión entre ellos por medio de la evidencia empírica. El historiador también necesita mostrar en qué sentido la Era Axial ha conducido a un punto de giro real en el desenvolvimiento de la humanidad. Desde una perspectiva filosófica, tiene menor importancia si las relaciones entre los eventos existen empíricamente. Lo que importa es que diferentes logros intelectuales pueden interpretarse como que comparten las mismas metas y permiten un entendimiento común de la esencia y el propósito de la humanidad. Obviamente, las dos perspectivas no son mutuamente excluyentes, lo que distingue la Era Axial de las figuras reversibles, las cuales pueden ser percibidas solamente como una u otra. Pero creo que resulta crucial para la comprensión de la idea saber si su validez tiene su base en conceptos o en la evidencia empírica.

El ensayo proporciona una comprensión filosófica de la Era Axial y aborda lo que creo que son problemas insuperables que impiden que uno afirme que esta era es una realidad histórica. Jaspers parece asumir que las dos formas de comprenderla van de la mano. Sin embargo, el enfoque filosófico puede hacerse de forma independiente del histórico, o al menos independiente del enfoque histórico que tendría su base en la evidencia. Mi interpretación de la concepción se desarrollará explorando la dimensión de la fe filosófica. Jaspers usa el concepto en su obra Origen y Meta de la Historia ii (Nota de la traductora: En el texto original, The Origin and Goal of History). La idea de una fe filosófica es también compleja e invita a una serie de interpretaciones, especialmente en relación con la idea de la Era Axialiii. A fin de proceder sobre terreno firme, interpretaré la concepción de Jaspers junto con la que puede considerarse una de sus precursoras, es decir, La religión dentro de los límites de la mera razón (Nota de la traductora: En el texto original, Religion Within the Boundaries of Mere Reason), de Kant. La obra de Kant puede servir como modelo para entender tanto las condiciones sistemáticas de la fe filosófica, como el contexto más amplio de la historia de las ideas, en el cual puede situarse la presunción de la Era Axial. Dentro de la historia de las ideas, la Era Axial puede situarse entre los intentos de encontrar una religión secular, o una religión con raíces seculares bajo las condiciones de la modernidad. Hablando en sentido sistemático y siguiendo el modelo de Kant, estas raíces seculares descansan en la moralidad, o en la razón práctica. Asumiré por lo tanto que el fundamento de la fe filosófica, al menos en la medida en que se relaciona con la Era Axial, puede encontrarse también en las ideas morales. Aunque la fe filosófica tiene muchas capas en el pensamiento de Jaspers, su dimensión moral prevalece en su intento de trazar el origen y la meta de la historia humana. Por ejemplo, John Torpey señala que los desenvolvimientos en la Era Axial no son religiosos “en sentido estrecho”, sino que contienen articulaciones de una moral universalistaiv. De modo similar, Karen Armstrong enfatiza la dimensión moral de la Era Axialv. La moralidad no está limitada obviamente a deberes y normas particulares por este medio sino, como señala Kurt Salamun, también representa supuestos acerca del propósito y la orientación de la vida humana como un todovi.

Para Jaspers, la idea de la fe filosófica tiene el potencial de inducir una renovación de la experiencia religiosa en la modernidad. Sin embargo, este tipo de fe está caracterizado por tensiones internas entre la interpretación filosófica de la religión y los elementos tradicionales que pertenecen a las creencias religiosas; tensiones que son comparables a aquellas que surgen en la idea de la Era Axial. La sección que sigue aborda el papel de la fe filosófica en la concepción de la Era Axial, es decir, el hecho de que la unidad de la historia de los humanos sólo puede concebirse a través de la fe, no como un asunto de hecho. Aún así, Jaspers asume que la Era Axial también es una realidad histórica y que los argumentos contra esta realidad no son en definitiva lo bastante fuertes aún si esto no puede probarse en sentido propio. Seguir el rastro de los prejuicios eurocéntricos de Jaspers puede justificar los argumentos más fuertes contra la realidad empírica de la Era Axial. Finalmente, existe un compromiso moral que subraya la fe en una historia común de la humanidad. La meta de esta ensayo no es tanto resolver las tensiones que rodean la idea de la Era Axial, como mostrar un camino en el cual esta idea puede tener sentido incluso si en última instancia estas tensiones no pueden ser eliminadas y si la presunción de su realidad histórica continúa siendo problemática.

Rastreando las tensiones internas en la idea de la religión secular

La noción de una religión secular es entendida en una variedad de formas, lo que hace apropiado comenzar especificando cómo no se usa aquí esta noción. Contrariamente a Paul Vitz y a otros que han abrazado la religión secular de una forma cuasi-religiosa, no estoy interesado en teorías seculares tales como el marxismo y el psicoanálisisvii. Tampoco estoy interesado en lo que ha sido llamado una religión civil, esto es, en la creencia en un ser superior y en un conjunto de normas que se adoptan sobre el fundamento de sus beneficios sociales y políticosviii. Tomando el punto de partida directamente de Jaspers, estoy interesado en ver cómo el pensar filosófico se relaciona con elementos de la religión y los incorpora. En comparación con una religión civil, el pensar filosófico puede tomarse como una actividad ante todo reflexiva e individual, que se persigue sin poner miras en la utilidad pública. En contraste con el hecho de que algunas teorías seculares son utilizadas de una forma cuasi-religiosa, el enfoque de Jaspers busca establecer raíces comunes con la religión y no puede ser llamado religioso solamente a cuenta de presentarse como cierta teoría final de la vida.

La aproximación de Jaspers a la religión se centra en la idea de la fe filosófica, de la cual podría decirse que implica una pretensión bastante ambiciosa. Si la filosofía puede conducir a una genuina disposición a la fe, los humanos entonces no necesitan las religiones históricas para involucrarse en dicha práctica. La fe podría entonces desarrollarse de modo casi natural del propio pensamiento de uno. En términos formales, la fe puede definirse como el “hacerse consciente de estar fuera del origen”, como un filosofar que habla “desde fuera de” lo abarcador y “en orientación hacia este”ix. Bajo la condición de la modernidad, este reclamo adquiere un peso especial. Jaspers ve un gran “peligro” y “fragilidad” en las prácticas religiosas de su tiempo y teme que “las iglesias no seguirán siendo convincentes”x. Las creencias tradicionales ya no pueden confiar en seguir siendo una fuerza vinculante. Esto significa que el pensar filosófico no sólo puede, sino incluso tiene que articular el significado verdadero de las creencias religiosas: lo que la religión expresa, imperfecta y oscuramente de algún modo, a través de símbolos, mitos y rituales, la filosofía lo puede validar remontándolo a las condiciones principales de la existencia humana. La filosofía puede mostrar el origen de la religión no en alguna revelación histórica, sino en experiencias que son realizadas universalmente por los hombres (OGH 19). Adicionalmente, a través de la “traducción, explicación e interpretación”xi de los testimonios de las creencias religiosas los hombres pueden alcanzar “algo que realmente importa: en nuestro caso, el tema es la apropiación de la fe bíblica y su transformación en una fe efectiva en nuestros días”(MC 32). La filosofía puede mostrar la verdad escondida de las ideas religiosas y producir una “renovación de la fe religiosa a partir del origen”(PG 82). Dicha renovación sólo es posible, sin embargo, porque la fe filosófica ha estado siempre en el origen de la religión, aún cuando esto no era reconocido como tal: a los críticos “respondemos que la filosofía es más antigua que la revelación bíblica, que es existencialmente más original, siendo accesible a todos los humanos en cuanto humanos y que es totalmente capaz de portar y adoptar así la verdad de la Biblia”(PFR 337).

Jaspers se apresuraría a agregar, no obstante, que la filosofía tampoco tiene acceso a lo trascendente. Esta no puede y no debe convertirse en una religión por sí misma (PG 82, MC 51). Para Jaspers no puede haber ninguna religión abstracta, conceptual, que pudiera ser articulada a través de la filosofía y tomar entonces el lugar de las religiones tradicionales: “En la medida en que toda fe es histórica, la verdad de la fe no descansa en un conjunto de proposiciones doctrinales sino en un origen que se hace manifiesto en una diversidad de formas históricas” (PG 86). Todo lo que la filosofía puede proporcionar es una liberación de las prácticas sin sentido y de las ideas dogmáticas. Ella puede crear lo que puede llamarse una apertura hermenéutica que transforma la misma idea de la experiencia religiosa. Sin embargo, en la medida en que para Jaspers la filosofía captura la verdad de la religión, el núcleo de la experiencia religiosa ha de concebirse como filosófico.

La religión secular, en el sentido de Jaspers, es así el intento de una interpretación y apropiación filosófica de la religión. Se puede encontrar el precursor de este enfoque en el trabajo de Kant, Religion Within the Boundaries or Mere Reason (Nota de la traductora: La religión dentro de los límites de la mera razón). Según Kant, la moralidad conduce “inevitablemente”a la religión, entendida como la “idea de un poderoso legislador moral, en cuya voluntad el fin último (de la creación del mundo) es lo que puede, y al mismo tiempo debe ser el fin humano último”xii. La filosofía puede mostrar que la idea de Dios está implicada por las ideas inherentes de la razón, siempre que se entienda adecuadamente. La idea de Jaspers de la fe filosófica es ambiciosa, pero no está aislada de ninguna manera. Ella sigue el enfoque de Kant en la medida en que en ambos enfoques el origen de las ideas religiosas es, esencialmente, subjetivo. Dios aparece en tanto necesario para el pensamiento humano no sobre la base de principios especulativos, tal como la presunción de un fundamento último de todo ser. Dios es necesario porque, para Kant, la fe corresponde a los propósitos internos de la razón práctica, mientras que para Jaspers la fe completa la auto-comprensión de la existencia finita (PG 32). En la era post-metafísica que comienza con Kant, no hay lugar para una consideración estrictamente objetiva de un ser supremo.

El enfoque subjetivo de la religión está caracterizado, no obstante, por tensiones internas, es decir, por una dialéctica que parece difícil de superar. Esta dialéctica sólo puede indicarse respecto a Jaspers. La tensión principal surge entre las razones internas o subjetivas para adoptar las ideas religiosas, y su contenido externo u objetivo. ¿Existen elementos de la experiencia religiosa que la filosofía no puede apropiarse, y si los hay, cómo se relaciona la filosofía con ellos? En su controversia con Bultmann, Jaspers declara: “Repudio todos los credos que pueden formularse en términos objetivos”. Él continúa enfatizando que para Bultmann, como teólogo, la experiencia religiosa no es dada en la libertad existencial, “sino a través de la mediación de una proclamación divina, que está atada a un tiempo y un lugar histórico dado”(MC 78). Esto incluye las creencias particulares, tal como la creencia en la naturaleza divina de Jesucristo, una idea que él mismo rechaza: “En Cristo, la Trascendencia ya no se esconde en la diversidad de las cifras divinas; ella se revela como una monstruosidad -la tangible realidad de Dios” (PFR 146). Siguiendo la noción de cifras de Jaspers, lo divino sólo puede ser captado a través de un acto de interpretación, en el cual se debe asumir que lo que es entendido como lo que es una manifestación de lo divino, no es nunca lo divino mismo. Tiene que haber una multiplicidad de cifras y Cristo sólo puede ser una de las muchas cifras posibles, lo que significa que desde la perspectiva de Jaspers él sólo puede ser considerado como un ser humano. La cuestión entonces es, ¿qué o quién es el Dios que para Jaspers es un elemento inherente de la fe filosófica (PG 30)? Jaspers distingue entre el Dios personal de la tradición bíblica, quien puede sólo ser una cifra, y la Deidad, la cual “significa más que Dios, no menos”(PFR 144). Todas las cifras no son sino “voces históricas del Dios distante”, quien se mantiene escondido por siempre en ellas (PFR 325). Pero, ¿tiene que haber en absoluto un Dios en la fe filosófica? Y si tiene que haber uno, ¿qué idea de Dios es legítima? Jaspers admite que su concepción de Dios es “paradójica”, pero él también enfatiza que no puede haber un “vacío”: las “formas cogitativas” son necesarias para garantizar que la orientación hacia la trascendencia no es un gesto vacío (PFR 256). Podría decirse que la noción de cifra es auto-refutable; o bien no hay nada pensable más allá de las cifras, en cuyo caso estas no son cifras en absoluto, o hay algo pensable, en cuyo caso estas no son sólo cifras, sino manifestaciones de lo que se encuentra más allá. Enfatizando esto último, escribe Harold Durfee:

Hay un sentido significativo en el cual, para Jaspers, Jesús es una revelación de lo abarcador. Intentando disociarse de ciertas teorías que él considera como cristianas ortodoxas, Jaspers se coloca con demasiada facilidad contra la teoría de la revelaciónxiii.

En su respuesta a Jaspers, Bultmann señala el mismo problema cuando acusa a Jaspers de no haber “comprendido el problema hermenéutico” (MC 62). Para Bultmann, resulta decisivo saber cómo tener acceso a la verdad de los mitos religiosos y qué es esta. Jaspers, sin embargo, no tiene medios para distinguir, digamos, entre las cifras adecuadas y las engañosas, porque en la medida en que una idea religiosa se considera una cifra, esta es una experiencia posible de lo divino oculto, sin importar su contenido específico. Esto significa que la fe filosófica es tanto formal como vacía, o se apoya secretamente en la realidad concreta de una religión dada. En un intento de defender a Jaspers de la crítica de Bultmann, Joanne Cho señala correctamente que los compromisos religiosos son con frecuencia menos seguros de lo que parecen y están abiertos al cambio cultural, lo que quiere decir que ninguna creencia religiosa es simplemente válida tal como esxiv. Pero esto deja abierto lo que los compromisos religiosos significan en una situación histórica particular, por lo tanto la preocupación de Bultmann no se aborda en última instancia. La naturaleza paradójica de la fe filosófica resultaría así del hecho de que esta no es realmente filosófica, sino simplemente fe.

Una tensión similar entre la comprensión subjetiva y el contenido objetivo surge en la concepción de la Era Axial: el significado interno que tiene la era para su sujeto histórico se mantiene en contraste con los eventos específicos en los cuales esta tiene su base. Lo que sigue a continuación mostrará lo que esto quiere decir.

La Era Axial y la unidad de la historia como instancia de la fe filosófica

Para Jaspers, la Era Axial implica una reflexión sobre la historia de la humanidad en su totalidad, una historia verdaderamente universal, la cual “nos conduce...al misterio de nuestra humanidad”(OGH xiii). En comparación con las teorías empíricas, este enfoque tiene su base en un “artículo de fe”(Glaubensthese), según el cual la humanidad tiene un origen común y una meta común (OGH xv). La historia verdaderamente universal de la humanidad se extiende así, por decirlo de este modo, entre dos polos, ninguno de los cuales puede conocerse en sentido propio, sino sólo comprenderse a través de símbolos que permiten una diversidad de interpretaciones. El más importante de estos símbolos es para Jaspers el mito de la creación de la humanidad: “Todos los hombres se relacionan en Adán, se originan de la mano de Dios y son creados según su imagen”(OGH xv, 249). En la medida en que el otro polo está involucrado, todas las almas estarán unidas finalmente en concordia y comprensión (OGH xv). Mientras la idea de la Era Axial es histórica, el horizonte último que define la historia puede entenderse solamente de una forma religiosa.

Se podría discutir que, por supuesto, la suposición de un principio y un final, o de un origen y una meta, resulta necesaria si la historia ha de ser vista absolutamente como unidad. La multitud y diversidad de detalles históricos no permiten una visión unificada si se consideran de una forma empírica. Jaspers adopta la noción kantiana de la idea regulativa que se proyecta sobre una multitud de instancias a fin de identificar rasgos unificadores. La unidad es un “postulado”, no un hecho (OGH 250)xv. También es analíticamente verdadero que si no hay un principio y un final, simplemente no hay desenvolvimiento histórico en absoluto. La historia es la idea de eventos múltiples “que están ‘interrelacionados’ a través de un principio y un final” (OGH 26), como proceso que tiende a una cierta dirección. La historia, en otras palabras, es una idea teleológica, un esfuerzo hacia una resolución y una meta, que involucra más que una mera secuencia de eventos en el eje del tiempo.

En todo caso, estos argumentos sólo explican por qué debe asumirse alguna unidad en la concepción de los desenvolvimientos históricos, mas no por qué tiene que haber unidad en el desenvolvimiento de la humanidad como un todo. Esto no establece por qué el postulado de una unidad global necesita en absoluto adoptarse. Esta unidad no puede explicarse por medio de la biología o de la antropología, ella no es meramente un hecho. En primer lugar, la existencia de la especie homo sapiens no implica la unidad de sus miembros sino que coexiste con la presunción de las infinitas diferencias individuales. “Miramos a un océano hirviente de formas, en el que las divisiones bien definidas sólo existen en un primer plano, al parecer, por el momento -no absolutamente y para siempre”(OGH 39-40)xvi. En segundo lugar, el surgimiento de la vida humana es en sí mismo el “enigma más profundo de todos”, afirma Jaspers (OGH 34). “El hecho mismo de que no conocemos lo que es realmente el hombre, es una parte esencial de nuestra humanidad”(OGH 35). Los rasgos biológicos no pueden usarse para explicar la diferencia característica de la naturaleza humana porque incluso si pudiera darse una explicación con base en la biología, esta dependería a su vez de la presunción de esta misma diferencia. (OGH 38). Todo esto significa que mientras la presunción de una historia unificada implica la presunción de una esencia común de la humanidad, ella no puede deducirse de ningún conocimiento anterior de esta esencia. La unidad de la historia sólo puede afirmarse porque “la creencia en la unidad de la humanidad...se ha convertido, en el curso de la historia, en una parte integral de la composición humana”(OGH 42). Entre los humanos ha crecido la convicción de que ellos de hecho son uno, y esta convicción sólo puede articularse como una instancia de fe. La unidad es por consiguiente doblemente inexplicable: no puede explicarse cómo la fe en la unidad ha crecido de hecho, y no puede explicarse o conocerse en qué consiste esta unidad. No existe un rasgo unificador en el que la idea de humanidad pueda tener base, o si hay uno esto ya presupone la fe en en un elemento unificador. Proyectar la imagen de un origen común es así la única forma en la cual la unidad de la humanidad puede articularse sin incurrir en el problema de la verificación: precisamente porque el origen es incognoscible es que puede ser postulado como un origen. Un origen cognoscible no sería tal. La fe es explorada en oposición al conocimiento, a la manera de un credo quia absurdum est.

No obstante, sería incorrecto explicar la fe en la humanidad meramente como actitud epistémica. Las consideraciones metodológicas que se resumen en esta sección son sólo un aspecto de la noción. Para Jaspers, la fe está enraizada en la existenciaxvii. Por el bien del presente análisis, puede decirse que un significado moral está presente en la medida en que la existencia humana define el horizonte último de todas las ideas morales. Esta presencia permite que se vincule la noción de fe de Jaspers al reclamo de moralidad de Kant como origen de la religión, aún cuando Jaspers evita la terminología específica de la razón moral en su propio enfoque. La dimensión moral de la fe en la humanidad será abordada luego, pero primero debo decir más sobre las tensiones dialécticas que descansan en la idea de la Era Axial. Estas tensiones apoyan la pretensión de que es importante concebir la Era Axial como una expresión de fe.

Los elementos factuales de la Era Axial y los problemas en relación con estos

Como se dijo antes, la consideración de la Era Axial se entiende como una verdadera “historia mundial” universal (OGH 1). En esta era, el más profundo de todos los cambios, ocurre un salto en el desenvolvimiento de la humanidad y surge un marco de referencia intelectual y espiritual que determina de ahora en adelante la autocomprensión de todos los humanos (OGH 2). En términos históricos, la Era Axial comprende las concepciones del mundo filosófica y la religiosa que emergen entre el 800 y el 200 aC en China, la India, Irán, Palestina y Grecia, uniendo figuras tan diferentes como Confucio, Laotsé, el Buda, los profetas bíblicos, los presocráticos y los poetas trágicos. Sin conocerse unos a otros ni recibir influencias entre sí, estas figuras articulan las categorías fundamentales que determinan el pensar humano hasta el tiempo presente. En la Era Axial, los humanos determinan su lugar en el mundo como un todo, llegan más allá de sí mismos a las esferas de lo trascendente y desarrollan concepciones del mundo que luchan por la validez universal (OGH 4).

Según Jaspers, las concepciones del mundo que se han desarrollado durante la Era Axial tienen una influencia en todos los humanos más allá de las regiones en las cuales ellas fueron concebidas (OGH 7). La Era Axial consiste en una serie de eventos singulares, pero como eje estos eventos adquieren una fuerza paradigmática. Esta fuerza, no obstante, es más intelectual y espiritual que política y social. Los eventos históricos que siguen son variados y no muestran en absoluto una tendencia unificada. Jaspers está bien consciente de que su pretensión de un eje oculto en la historia humana es sólo una tentativa. Ni siquiera está claro si al aportar perspectivas históricas se haría posible confirmar la hipótesis o conduciría a su rechazo (OGH 6). Pero en un sentido, la idea misma de un eje oculto es tal que ninguna confirmación histórica, empírica, puede siquiera alcanzarse. La idea no se impone a la historia como una pretensión científica (OGH 8). Lo que para Jaspers cuenta es que una verdad común puede detectarse en el encuentro de culturas diferentes.

Sin embargo, si este es el caso, entonces la idea de la Era Axial es menos una pretensión acerca de la historia que un cierto uso de la historia con el propósito de una búsqueda filosófica. Jaspers define la historia como “aconteciendo y al mismo tiempo conciencia de este acontecer” (OGH 234). También reclama que “la verdad es aquello que nos vincula” (OGH 10). Se pueden tomar estas dos afirmaciones para significar que los humanos establecen su historia común a través de su misma reflexión, así que lo que ellos encuentran en tanto unificador es lo que de hecho los une. También se puede decir que ellos establecen su historia común a través de la fe en compartir tal historia. Los humanos son a la vez los objetos y los sujetos de la visión histórica que comparten. Pero dicha interpretación sería demasiado extrema porque sugeriría que la historia es meramente el resultado de interpretaciones, no más que un constructo, incluso si este constructo fuese creíble con intensidad religiosa. Entonces no estaría claro si un periodo como la Era Axial existe de hecho, ya que los humanos podrían encontrar eventos e ideas unificadoras de otras muchas formas. Jaspers insiste en que la Era Axial no es sólo una figura o símbolo de la reflexión filosófica, sino al mismo tiempo una realidad histórica. Esta tiene su base en una serie objetiva de eventos incluso si el significado de estos eventos sólo se revela subjetivamente, o para la interioridad de la fe filosófica. Esto significa que uno no debe apresurarse en tratar de resolver la tensión que se manifiesta en su concepción: sin ninguna dimensión objetiva, la reflexión interior bien puede estar vacía y ser arbitraria.

La tensión descrita aquí es evidentemente paralela a la que afecta a la religión secular: la fe en una historia común requiere fundamentarse objetivamente, pero ninguna instancia factual en la historia puede respaldarla directamente. Sin embargo, Jaspers no parece sentirse molesto realmente por este punto. Para él, las objeciones contra la realidad de la Era Axial en última instancia no tienen soporte, lo que quiere decir que su objetividad histórica puede mantenerse aún cuando no existe una prueba directa. El propio Jaspers menciona algunos de los argumentos contra la Era Axial. La primera y más importante objeción fundamental es que no existe tal cosa como una Era Axial unificada, sino sólo una serie de periodos y eventos específicos y muy diferentes. Jaspers vuelve contra sí mismo este argumento. ¿No hay cierta congruencia aún si no se lo puede probar? El misterio que descansa en el desenvolvimiento sincrónico de ideas innovadoras, para él, sólo se incrementa cuanto más se le desentraña (OGH 13). En otras palabras, cuanto más se trata de decir que las ideas no son las mismas, más se afirma que de hecho ellas son comparables. No se puede refutar la maravilla y el asombro acerca del paralelismo histórico dado señalando meramente las diferencias relativas a instancias específicas. Los hechos históricos no contradicen tanto como que sugieren más bien una unidad subyacente.

También se ha objetado que la presunción de una Era Axial tiene su base en juicios de valor sobre la preferencia de ciertos productos culturales sobre otros. Pese a todo, comprender para Jaspers es lo mismo que valorar. Los intérpretes de la historia deben sentirse preocupados y afectados (OGH 9). Otra objeción que se repite con frecuencia es la que afirma que no hay una historia común, y que no hay contacto real entre las culturas. Pero para Jaspers, la Era Axial no tiene su base en la idea de una influencia lineal, sino más bien en la de un paralelismo (OGH 10). No tiene que haber ocurrido ninguna influencia causal. Finalmente, como se señaló antes, el paralelismo es válido sólo en el inicio del periodo. “El periodo de la Era Axial también terminó en fracaso. La historia continuó” (OGH 20), afirma Jaspers, lo que significa que desenvolvimientos divergentes que ocurren en el curso de los siglos no pueden refutar la presunción de un eje que se forma en un punto.

Una vez más, los argumentos contrarios de Jaspers no están destinados a proporcionar una prueba para la existencia de una Era Axial. Todo lo que ellos declaran es que ningún argumento es lo bastante fuerte para negar que al menos hay alguna objetividad histórica en la idea de la existencia de esta era. Pero como mostrará lo que sigue, hay otros argumentos contra la realidad histórica de la Era Axial que no pueden ser salvados tan fácilmente.

Los prejuicios de Jaspers: el Eje y la diversidad cultural

Las objeciones más poderosas contra la Era Axial no se plantean por el propio Jaspers. Estas objeciones conciernen no tanto a la factualidad de eventos históricos, como a la cuestión de si hay un periodo que puede ser llamado axial. La posición axial asume que algunos logros culturales se han convertido en paradigmáticos para otros, que entonces siguen y absorben lo que las culturas axiales han producido. Esta suposición tiene su base en una serie de prejuicios. En primer lugar, da preferencia a documentos escritos sobre otras prácticas culturales, que son “accesibles escasamente para nosotros” (OGH 24). En segundo lugar, involucra la idea de una clasificación de los pueblos primitivos (Naturvölker) que no han sido tocados por el progreso de la humanidad, las civilizaciones avanzadas o altas culturas (Hochkulturen) y, finalmente, las culturas axiales (OGH 7). Para Jaspers, a las altas culturas antiguas les falta el despertar de las culturas axiales y no han alcanzado un “avance” apropiado (OGH 52). Sin embargo, por ejemplo, Jan Assmann argumenta que esta presuposición sigue un estándar normativo que no puede hacer justicia a los logros de culturas diferentesxviii. En tercer lugar, Jaspers parece seguir la idea romántica de las culturas como entidades vivientes que pueden entenderse y ser comparadas holísticamente. Por ejemplo, él se refiere colectivamente a “los judíos y griegos, quienes crearon las bases del mundo occidental”(OGH 52). Sin embargo, los pensadores axiales, como Confucio y Sócrates, podrían ser considerados como figuras aisladas sin que sus logros tengan que transferirse a las culturas en su totalidad. Al final, la Era Axial resulta una constelación de figuras intelectuales y religiosas o incluso sólo una constelación de los textos que ellos produjeron. Nada evita que se asuma que esos textos hayan sido escritos contrariamente al desenvolvimiento de las culturas a las que ellos pertenecen. La Era Axial formaría entonces una suerte de contra-historia, como sugiere Stephen Balch, que está separada de la historia de los imperios políticos y económicosxix. Sin duda es una generalización indebida pensar que toda la cultura judía y la griega se encuentran dominadas por los logros de algunos de sus miembros. No obstante, Jaspers no persigue tales narrativas alternativas.

En cuarto lugar, como argumentan Boy y Torpey, el enfoque de Jaspers es eurocéntrico a pesar de su intento de desarrollar una concepción vedaderamente universalistaxx. Las ideas que se derivan de la tradición judeo-cristiana dominan su consideración de los rasgos unificadores en los pensadores axiales, tal como la idea de una creación divina de los humanos. Siguiendo a Kant, quien veía en el cristianismo el ejemplo principal de una religión de la razón (RBR 132)xxi, las fuentes europeas y judías proporcionan el núcleo del eje de la historia para Jaspersxxii. Él enfatiza la “gran analogía” entre la cultura occidental y las culturas asiáticas, mayormente las de la India y China (OGH 55), y así discute contra los prejuicios de épocas anteriores que veían en las civilizaciones orientales un grado inferior de desarrollo cultural e intelectual. Sin embargo, Jaspers escribe,

la historia de la China y de la India no cae en tales divisiones claras como la de occidente, no contiene la misma claridad de los opuestos, ni la lucidez del conflicto espiritual. [OGH 57]

Por ejemplo, el capítulo sobre “La cualidad específica de Occidente” (OGH 61-6) es una clara declaración de la presumida superioridad de la cultura occidental. También expande las generalizaciones indebidas que se mencionaron anteriormente, especialmente cuando él se refiere a un Occidente unificado y distintivo. Jaspers afirma, “el análisis histórico objetivo revela que el Occidente ha desempeñado un papel destacado en dar forma al mundo”(OGH 68), pero nada en su texto proporciona un análisis que se corresponda o que al menos diseñe cómo dicho análisis podría ser llevado a cabo.

Por supuesto, cada uno de estos puntos merece una discusión más profunda, pero este corto listado es suficiente para mostrar que hay una tensión irresoluble cuando se llega a afirmar la realidad objetiva de la Era Axial. Para concluir, quiero volver al significado religioso de esta idea. Se justifica ahora una explicación más detallada respecto a la afirmación de que la fe en una historia común de la humanidad tiene una dimensión moral.

La dimensión moral de la fe en la Era Axial

La fe filosófica brinda a los humanos la oportunidad de ver su historia como una historia unificada. Al postular un origen común a través de Dios, origen que no puede ser conocido, los humanos son capaces de articular la fe en su unidad. Lo que se mostrará aquí en esta sección concluyente del ensayo es que los humanos se involucran en la fe filosófica debido al sentimiento moral que se realiza en ella, aún cuando este sentimiento se mantiene en alguna medida meramente implícito en el texto de Jaspers. Pero la dimensión moral de la Era Axial no es difícil de descubrir, como intentan demostrarlo los cuatro puntos siguientes.

En primer lugar, la idea de una historia común de la humanidad permite la comunicación entre las culturas. El paralelismo entre los pensadores de la Era Axial es en sí mismo una oportunidad para la comunicación, para las comparaciones mutuas y para abrir puentes entre las brechas existentes entre el lenguaje y los contextos sociales (OGH 19). En su sentido más básico, historia significa que los humanos “se encuentran vinculados unos con otros”(sich angehen, OGH 247). A pesar del eurocentrismo que se mencionó antes, Jaspers deriva de la Era Axial la obligación a renunciar a todas las pretensiones de una posición moral privilegiada: “Es como si la deidad estuviese pronunciando una advertencia a través del lenguaje de la historia universal contra la pretensión de exclusividad en la posesión de la verdad”(OGH 20). Dado eso, una interpretación benevolente podría así encontrar los medios para socavar desde dentro el eurocentrismo. Por ejemplo, aunque la relación con Asia es interpretada desde el punto de vista de una idea insostenible de Occidente, Jaspers muestra al menos la conciencia de que “lo que nos falta y lo que nos concierne vitalmente ha de ser encontrado en Asia!”(OGH 69).

El segundo punto sólo se menciona al pasar en el texto, aunque merecería mayor atención. La historia es el fundamento al cual todos los humanos están atados. Ellos necesitan ser conscientes de la “grave responsabilidad” que descansa en la tarea de comprender este fundamento común (OGH 231). Los humanos no tienen ciertamente la responsabilidad de conocer todos los factores históricos de su existencia común; sin embargo, tienen la responsabilidad de proyectar una idea acerca de dónde viene esta existencia y adónde debe dirigirse. Se puede ver esta responsabilidad como condición previa a todos los compromisos morales con los demás.

En tercer lugar, la visión de la Era Axial se interpreta a partir del presente. Es la expresión de un pensamiento filosófico que “se mantiene firme” en la presente crisis, dice Jaspers (OGH 232). La presente crisis es resultado de lo que él llama la segunda era prometeica. Después de la primera era prometeica, que condujo a la humanidad a construir las primeras civilizaciones, la nueva era prometeica de la ciencia y la tecnología se propone transformar todo el planeta. Sus efectos no pueden ser previstos y su dinámica señala al futuro. El desarrollo tecnológico actual unifica factualmente a la humanidad y así la obliga a recuperar su unidad a un nivel mucho más profundo (OGH 25). En general, la verdad de la historia es accesible sólo en el presente, en y para nuestra propia transición a través del tiempo (OGH 245). Lo mismo se cumple para la fe, la cual se desenvuelve siempre en situaciones dadas. La fe puede convertirse así en el signo con que los humanos experimentan el reto moral que se presenta en los tiempos en que ellos viven.

Finalmente, según Jaspers casi todas las metas de la historia que los humanos pueden adoptar tienen una dimensión moral. Para él, la meta de la historia no puede limitarse en su totalidad a un solo logro específico. La meta de la historia necesita trascender la esfera para la cual está configurada. Todas las metas declaradas no son en consecuencia sino símbolos del hecho de que existe dicha meta global. Jaspers menciona cuatro símbolos que parecen adecuados: humanización y completo mandato de la ley, libertad, el surgimiento de humanos extraordinarios y de genios y la revelación del ser en su profundidad, esto es, Dios (OGH 256-7). Se puede asumir que todas estas metas son dignas sólo en la medida en que ellas realizan o completan el potencial moral de la existencia humana.

En resumen, el paralelismo con Kant requiere una vez más ser subrayado. Kant asumió que los humanos deben postular a Dios a fin de garantizar la realidad final de sus ideas morales. Con Jaspers, es posible decir que los humanos deben tener fe en una historia común a fin de establecerse como sujetos morales en la crisis que enfrentan. Presuponer una historia común es un postulado moral para la humanidad en la medida en que esto permite una comunicación más profunda entre las culturas, reclama la responsabilidad que acompaña la idea de un fundamento común, refleja la concientización del presente e implica metas moralmente dignas. De esta forma puede tener sentido la idea de una Era Axial a pesar de los problemas que ella conlleva. La cuestión sería entonces no si la realidad de la historia demuestra una Era Axial, o si es posible en absoluto interpretar una idea de la historia humana en torno a un eje común. La cuestión sería más bien si la realidad histórica puede cuestionarse a la luz de la fe filosófica. Aunque la concepción de Jaspers falla como ejemplo de una filosofía de la historia, sigue siendo importante como reclamo para articular el propósito moral de la humanidad en su transición a través del tiempo.







i Una versión de este ensayo fue presentada en la Octava Conferencia Internacional Jaspers en Beijing, en agosto de 1918.
ii Karl Jaspers, The Origin and Goal of History, trad. Michael Bullock, New Haven, CT: Yale University Press, 1953.[En lo que sigue citado como OGH]
iii La idea de la Era Axial ha sido usada en enfoques sobre la historia de la religión, de la forma más prominente por Robert N. Bellah. Véase su Religion in Human Evolution: From the Paleolithic to the Axial Age, Cambridge, MA: The Belknap Press of Harvard University Press, 2011. Contrariamente a Bellah, este ensayo no aborda el papel de la Era Axial en el desarrollo histórico de las religiones; en lugar de eso, la tomo como expresión de una disposición religiosa o con base en la fe.
iv John Torpey, The Three Axial Ages: Moral, Material, Mental, New Brunswick, NJ: Rutgers University Press 2017, p. 8.
v Karen Armstrong, The Great Transformation: The Beginning of Our Religious Traditions, New York, NY: Alfred A. Knopf, 2006.
vi Kurt Salamun, “Moral Implications of Karl Jaspers’ Existentialism”, Philosophy and Phenomenological Research 49/2 (Diciembre 1088), 317-323.
vii Paul C. Vitz, Psychology as Religion: The Cult of Self-Worship, GRand Rapids, MI: Eerdman Publishing, 1977.
viii La noción de una religión civil se establece teóricamente en el tratado de Rousseau On the Social Contract (Nota de la traductora: Acerca del contrato social. Para el reclamo de que hay ejemplos hitóricos de dicha creencia, véase Robert N. Bellah, “Civil Religion in America”, Journal of the American Arts and Sciences 96/1 (Winter 1967), 1-21.
ix Karl Jaspers, Der philosophische Glaube (1948), München, DE: Piper Verlag 2017, p. 15 (mi traducción).[En lo que sigue citado como PG]
x Karl Jaspers, Philosophical Faith and Revelation, trad. E> B> Ashton, New York, NY: Harper & Row 1967, pp. 321-2.[En lo que sigue citado como PFR] La obra original, Der philosophische Glaube angesichts der Offenbarung, fue publicada en 1962.
xi Karl Jaspers, Rudolf Bultmann, Myth and Christianity: An Inquiry into the Possibility of Religion Without Myth, trad. Norbert Guterman, New York, NY: Noonday Press 1958, p. 20.[En lo que sigue citado como MC]
xii Inmanuel Kant, Religion within the Boundaries of Mere Reason and Other Writings, trad. y ed. Allen Wood y George di Giovanni, Cambridge, UK: Cambridge University Press 1998, pp. 35-6 (B VIII-IX). [En lo que sigue citado como RBR]
xiii Harold A. Durfee, “Karl Jaspers’ Christology”, The Journal of Religion 44/2 (Abril 1964), 133-148, aquí p. 145.
xiv Joanne Miyang Cho, “Karl Jaspers’ Critique of Rudolf Bultmann and His Turn Toward Asia”, Existenz 5/1 (Spring 2010), 11-15, aquí 15.
xv Para el origen kantiano de la noción, véase también OGH 260. La Era Axial es un esquema que permite hacer justicia tanto a la unidad como a la apertura en la historia (OGH 262). La unidad es sólo un símbolo, una tarea infinita y un punto de referencia remoto (OGH 264). Para la noción kantiana, véase Critique of Pure Reason (NOta de la traductora: Crítica de la Razón Pura), B 672-3.
xvi Jaspers también explica este reclamo a través de la falta de una “raza primitiva” (Urrasse) de humanos (OGH 39), aunque la presunción de diferencias individuales ya es suficiente para probar este punto.
xvii Parece igualmente incorrecto, sin embargo, excluir todos los elementos cognitivos de la idea de fe y verla como una actitud puramente existencial. Para dicha interpretación, véase Raymond Langley, “Three Interpretations of the Content of Jaspers’ Faith”, en Philosophical Faith and the Future of Humanity, eds. Helmut Wautischer, Alan Olson, Gregory Walters, New York, NY: Springer Verlag 2017, pp. 135-45.
xviii Jan Assmann, “Cultural Memory and the Myth of the Axial Age”, en The Axial Age and Its Consequences, eds. Robert N. Bellah y Hans Joas, Cambridge, MA: The Belknap Press/ Harvard University Press 2012, pp. 366-410, aquí pp. 398-401.
xix Stephen Balch, “The Anti-Axial Age”, Society 54/4 (Agosto 2017), 346-351.
xx John D. Boy, John Torpey, “Inventing the Axial Age: The Origins and Uses of a Historical Concept”, Theory and Society 42/3 (March 2013), 241-259, aquí pp. 248-50.
xxi En la edición original B 189f. Para el cristianismo como una religión natural, “de la cual (una vez que esta allí) cada ser humano...puede ser convencido a través de su razón”(RBR 154-5; B 232, 236).
xxii La idea de la fe filosófica tiene explícitamente su base en las ideas occidentales, por ejemplo en las concepciones de Dios que fueron desarrolladas en la filosofía griega antigua y en el pensamiento judío (PG 34, 63, 85). El budismo es alabado por su búsqueda de la trascendencia aunque según Jaspers este conduice a “la pérdida de todas las cifras” en la nada (PFR 268), lo que lleva a la pérdida del mundo y así hace que la idea de fe que persigue sea imposible (PFR 279).

Thursday, March 12, 2020

Albrecht Kiel, LA LÓGICA DE KARL JASPERS COMO CONOCIMIENTO INTERCULTURAL BÁSICO





Autor: Albrecht Kiel
Universidad de Konstanz, Alemania
a.kiel@uni-konstanz.de


La presente traducción al español ha sido realizada por Gladys L. Portuondo según el original en inglés publicado en: Albrecht Kiel, The Logic of Karl Jaspers as an Intercultural Basic Knowledge, en: Existenz, An International Journal in Philosophy, Religion, Politics, and the Arts, Vol. 13. No 2, Fall 2018, en:  https://www.existenz.us/volumes/Vol.13-2Kiel.pdf

Agradecemos al Prof. Kiel su permiso para publicar en este blog la versión en español así como el apoyo de Helmut Wautischer, editor de Existenz.







Resumen. La lógica filosófica de Karl Jaspers se opone a todos los enfoques sobre este tema por parte de otros filósofos, que la derivan de la filosofía de sistemas y de la ontología. Su propósito es combinar sinópticamente las diferentes hebras de la historia de la filosofía (especialmente después de Kant). En esta sinopsis encontramos los cuatro modos de lo abarcador (die Weisen des Umgreifenden) en los que se desenvuelve la práctica humana: el ser, la conciencia en general, el espíritu y la existencia, manteniéndose en tensión entre el mundo y la trascendencia. Esto significa que para él fue necesario diferenciar las indispensables funciones psicológicas fundamentales -y con ello Jaspers aporta una contribución a la antropología integrada. Respecto a la lógica filosófica en su conjunto como concepto, la significación general de esta lógica es que resulta distinta de las teorías de los métodos, las categorías y las ciencias que han sido tratadas por separado respecto a ella. Esta tiene que ser considerada como un conocimiento básico intercultural de apuntalamiento que contrasta con aquel conocimiento especial tal como se presenta por las teorías mencionadas anteriormente. Desde un punto de vista práctico, esta lógica puede ser utilizada para los diálogos religiosos que se fundamentan en la metafísica moderna, en un tratamiento diferenciado de la antropología y en una adecuada teoría social. Este punto de vista práctico (el clavis clavium de Jaspers) resulta esencial para entender sus obras escritas después de 1935.



Palabras clave. Jaspers, Karl; lógica; lo Abarcador; método filosófico; método científico; dialéctica; fenomenología.



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La bibliografía original de Karl Jaspers (1883-1969) abarca 469 obras, incluyendo más de 30 publicaciones de libros con 600 traduccionesi. Pueden identificarse tres fases principales en esta obra multifacética, a saber, los escritos sobre psicopatología y psicología; aquellos sobre filosofía sistemática e historia de la filosofía y, finalmente, aquellos sobre política e historia contemporánea. Aunque estas fases se superponen, cada una, como aquí se enumera, es el fundamento empírico y teórico para la fase subsiguiente.
Publicada en 1913, la Allgemeine Psychopathologie de Jaspers describe el indispensable fundamento de la antropología, esto es, las disfunciones mentales. Esta obra temprana fue ampliamente considerada como una psiquiatría liberadora del estado de estancamiento de la investigación académica y como la oferta de una metodología fundamental respecto a los enfoques de las ciencias naturales y la humanidades (proporcionando explicación las primeras, y comprensión las últimas)ii. Jaspers comienza cubriendo los hechos individuales de la vida interior, que son o bien contenidos derivados de la experiencia o actividades mentales objetivas. Las explicaciones se refieren a los nexos causales fuera de la psiquis, mientras que la comprensión genética se dirige a los procesos por los que unos aspectos de la mente se relacionan con otros aspectos de la mente y emergen de estos. Las perspectivas analíticas, por consiguiente, tienen que conducir en última instancia a las sintéticas, cuyo horizonte se forma en su totalidad a través de la vida interior.
La siguiente obra de Jaspers, Psychologie der Weltanschauungen (1919) había alcanzado ya el área limítrofe entre la psicología y la filosofía, mientras que al mismo tiempo las separa sistemáticamente. Esta puede ser considerada la primera información de la filosofía alemana de la existencia (Existenzphilosophie). En ella, Jaspers intentó contrastar las actitudes subjetivas con los elementos estáticos de las concepciones del mundo y las imágenes del mundo. El proceso del movimiento del espíritu vivo (la mente, Geist), argumentó Jaspers, puede usar los elementos estáticos de las concepciones del mundo sólo como fuente de orientación, no como una codificación de cómo vivir. Él sugirió que el curso de cada vida debe realizarse a sí mismo dentro de las situaciones límite y a través de la aclaración de la existenciaiii.
Después del giro tardío de Jaspers hacia la filosofía, que hubo de enfrentar las sospechas institucionales en ese campo, siguió una fase de latencia de diez años (conformada parcialmente por el diálogo interior con Max Weber) que preparó el camino para su trabajo filosófico más importanteiv. A primera vista, sus intensas discusiones con Martin Heidegger y su compromiso con Soren Kierkegaard y Friedrich Nietszche pueden considerarse posiblemente como suministro de los fundamentos para su nueva "filosofía de la existencia". Primero, Jaspers intentó resistir -en vano- su descripción de sí mismo como demasiado restrictiva. Se refirió a esto por última vez en 1930: la existencia, dijo, se encuentra ligada inextricablemente con la exhortación y el movimiento que busca superar la división de la modernidad entre la ciencia natural, las ciencias de la cultura, la filosofía y la teología. Para Jaspers, el "hilo de todos los modos de lo abarcador" es la razón (Vernunft)v.
Posteriormente, Jaspers comenzó con la publicación de la edición en tres volúmenes de su Philosophie (1932)vi. Aquí él se preocupó por articular de una manera contemporánea el triángulo metafísico tradicional (la relación de los hombres con el mundo y la trascendencia). En el primer volumen, Weltorientierung (Orientación en el Mundo) él trata la relación entre la Wissenschaft (la búsqueda del conocimiento científico) y la filosofía, y se involucra en el status del positivismo y el idealismovii.
El segundo volumen, Existenzerhellung (Aclaración de la Existencia) ha sido identificado como la segunda obra canónica de la filosofía alemana de la existencia, precedida únicamente por Sein und Zeit, de Heidegger. En esta Jaspers sistematizó las categorías existenciales, tales como por ejemplo, la comunicación, la voluntad, la libertad, las situaciones límite o el actuar incondicionado.
Los temas del tercer volumen, Methaphysik, son las posibilidades de una metafísica que podría ser articulada en el siglo veinte, las relaciones entre la existencia y la trascendencia y las cifras de la existencia, que no pueden ser objetivadas. Aquí la "trascendencia" es un término filosófico para las muchas imágenes de Dios y se usa para nombrar la inmanencia, la cual es el aspecto de la realidad que abarca los fenómenos de nuestro mundo.
Después de 1932 Jaspers se interesó en desarrollar la lógica de un conocimiento filosófico básico en la cual habría una comunalidad de conceptos básicos a ser empleados para la comunicación en todas las culturasviii. El libro fue publicado en 1947 con el poco revelador título Sobre la verdad: Lógica filosófica, Volumen 1ix. En 1941, mientras trabajaba en este cometido, él señaló:
A través de la lógica filosófica, deseo contribuir a la auto-conciencia lógica de esta era que pertenece a nuestro filosofar despertado nuevamente, como la lógica de Hegel pertenece al idealismo y como la lógica inductiva (por ejemplo, la de Mill) pertenece a la era positivistax.



Primera esfera de la vida y la obra: los cinco niveles de la realidad que determina la jornada humana a través de la vida



En el primer capítulo de la Parte 1 en Von der Wahrheit, Jaspers presenta un anteproyecto para delinear lo Abarcador (VW 47ff). Con este propósito él introduce siete conceptos a fin de construir una narrativa accesible sobre lo Abarcador. Estos incluyen: lo Abarcador como tal (el mundo), lo Abarcador que nosotros somos (Dasein), el fundamento y la conectividad (Boden und Band) de la modalidad de lo Abarcador (Existenz), la trascendencia, la conciencia en cuanto tal, el espíritu (Geist) y la razón (Vernunft). En tanto aquí se involucran espacios abiertos, el enfoque de esta lógica era tal que no estaba destinado a ser una ontología (con más precisión, ontología existencial) ni una filosofía sistemática, sino más bien una sistematización abierta diseñada para ser utilizada y trabajada de una manera progresiva. En el lenguaje teórico de hoy este enfoque sería llamado un sistema de referencia. Jasperts eligió un término que se ha mantenido casi desconocido totalmente, periontología. Según él, la palabra tiene su base en el perichein de Anaximandro, en aquello que abarca lo infinito.
Los dos primeros espacios se involucran en la metafísica, la compleja relación entre el mundo (inmanencia) y la trascendencia. Los otros cinco espacios se orientan hacia una antropología filosófica en la cual las funciones psíquicas básicas son tratadas en cinco niveles diferentes. El objetivo de este enfoque era presentar un sumario de la división que había sido adoptada en el siglo diecinueve, es decir, en el positivismo, el idealismo, la filosofía de la vida y la filosofía existencial.
Cuando la vida comienza, había el mar del Dasein preconsciente, gobernado por la voluntad de vivir, por instintos como el instinto del juego, por impulsos e incluso por la musicalidad. Para los primeros humanos, esta estaba dominada por la creencia de que humanos y animales y fenómenos naturales se interconectan a través de espíritus vitales. Incluso los humanos modernos llevan a cabo inconscientemente el noventa por ciento de sus acciones diarias y decisiones influidas por ella.
En este mar aparecieron las islas de la conciencia-en cuanto-tal: primero, la experiencia consciente de los eventos por encima de todo dramáticos. La atención se concentraba aquí en los riesgos que había que tomar a fin de sobrevivir; más adelante, en la expresión linguïstica estimulante en las sagas heroicas, cuentos e historias imaginarias -pero todavía cautivados por un reino mágico de demonios, espíritus, enanos, gigantes, ninfas y otros diversos espíritus en la naturaleza, que lo inconsciente nunca se cansa de producir.
La conciencia central, que estaba embriagada con el presente, ahora también recogía recuerdos y cultivaba la expresión lingüística y musical referida a estos en un almacén de memoria en expansiónxi. Dadas estas nuevas fuentes de orientación, la experiencia de la conciencia pasiva fue cambiando y transformándose así en activa, para permitir la planificación de futuras aventuras amorosas así como de jornadas belicosas o de cacería. Esta fue la base de una nueva economía de vida: el advenimiento de la cultura.
En el contexto de esta planificación y ajuste de cuentas, se hizo posible que emergiera por primera vez la objetivación de la conciencia del objeto y el medir y calcular la racionalidad -desde la racionalización de cómo es conducida la propia vida hasta la articulación de las matemáticas como base para un conocimiento general válido. Al mismo tiempo, también había la sombra de una racionalidad negativa (esquizoide) que se inclina a hacerse absoluta a sí misma excluyendo niveles dispares de la realidadxii.
Adicionalmente, hay áreas de disposición super-consciente. Estas incluyen un Abarcador super-consciente, es decir, la mente relacionada con la inmanencia (Geist), así como la Existenz que se relaciona objetivamente con lo Abarcador de la trascendencia, áreas que comprenden las siguientes funciones complejas básicas:
* la identidad, cuyo marco de referencia incluye la familia y, más allá de esta, el parentesco, la nación, la religión y la cultura;
* la creatividad, en salidas inventivas que requieren más que sólo la inteligencia del intelecto (Verstand);
* el juicio, como la habilidad para reconocer qué es relevante en cualquier caso dado;
* una actitud entusiasta, trágica o jocosa hacia temas particulares en la vida.
Al destacar todas estas como un grupo especial de funciones psíquicas, Jaspers se aseguró de que el espíritu humano se liberase de todos sus vínculos mágicos con el aliento de la vida, con la muerte y los espíritus de la naturaleza -y con el espíritu divino. En esta lógica, los llamados espíritus son desterrados y se asignan al ámbito de lo preconsciente, o como puede ser el caso, a la metafísica.
Está en la naturaleza de la conciencia y el espíritu que ellos siempre se crecerán frente a los límites: de lo que es desconocido e incomprensible, en los límites del conocimiento humano, hacia la acción y la planificación. Jaspers empezó por adoptar el concepto de conciencia absoluta de G. W. F. Hegel, que se esfuerza por cruzar estos límites. Los temas y conexiones existenciales hacen concreto y evidente lo que fue abordado en la Enzyklopädie de 1830xiii de Hegel, como realidad y obra del espíritu absoluto. En contraste con Hegel, Jaspers trata la conciencia absoluta sólo como un medio para la relación entre la existencia y la trascendencia, como medio para todas las fisuras que permiten la experiencia de la unidad, como "el fondo que soporta nuestra conciencia"(VW 110, 697).
Tan pronto como los humanos reconocieron su mortalidad, la conciencia absoluta se preocupó de la vida o la muerte, de la forma ideal de morir, el deseo de la eterna juventud y la inmortalidad. Con respecto a este grupo central de temas, fue relativamente tarde en la historia de la filosofía que las decisiones existenciales en las situaciones límite (en el morir, en el sufrir, en la culpa, la lucha y el sacrificio) fueron tematizadas como factores influyentes que conforman el propio yo, o como puede ser el caso, la existencia de los humanos. Los conceptos del "yo" y la existencia" (vistos aquí como abstracciones filosóficas) denotan para Jaspers lo mismo. Estamos frente a decisiones entre alternativas que determinan la dirección a tomar a través de la jornada de la vida: la disponibilidad para ayudar como expresión de solidaridad y responsabilidad, o el egoísmo explotador y la indiferencia; la autonomía y la resistencia como expresión de la voluntad de libertad, o la conformidad resignada con la heteronomía en cualquier momento dado; la voluntad de comunicar, o de luchar; la voluntad de verdad o la decepción; el amor o el odio; la lealtad o la traición; la fe fanático-dogmática o la fe tolerante (MJJ 149ff). La personalidad central (positiva u oscura) que toma forma como resultado de la dirección establecida por estas decisiones puede abordarse apropiadamente sólo con categorías especiales. Jaspers las llamó "señales" de la existencia.



Un nuevo concepto abarcador de razón surgido a través de la evolución



La razón conecta todos estos niveles de la realidad psíquica a la manera de un nervio central. Con esta función central, es el recurso psíquico humano más importante -aún más que el intelecto que se correlaciona con la conciencia racional. Debido a esto, Jaspers siempre distingue entre la acción con base en el intelecto (Verstand) y la acción que está guiada por la razón (Vernunft)xiv. Es tarea de la razón asegurar que lo preconsciente, la conciencia, el espíritu y la existencia no se postulen como absolutos, y que a todos los cuatro niveles de la acción se les dé "una consideración debida". La razón es generalmente aquello que conecta -todo aquello que busca sobrepasar el proceso de fisión asociado con los siete conceptos antes mencionados (VW 113 ff).
La razón es la explicación misteriosa del hecho de que los humanos son capaces de describirse a sí mismos como mentalmente sanos al menos hasta cierto punto-manteniéndose de este modo, pese a la singular neurosis, casi tolerables para quienes se encuentran alrededor de uno.
Para Jaspers, la razón como consumación de la verdad es uno de los más altos niveles de la verdad y se encuentra asociada a la existencia de modo cercano. Sin las más altas funciones de la conciencia y el espíritu, los vínculos existenciales con la trascendencia se pierden, y con su pérdida también la razón.
De este modo, sobre las bases de lo que era conocido en el siglo veinte, esta lógica filosófica abarca la antropología, con ayuda de la cual todas las funciones psíquicas se unen. Los humanos, como seres naturales, no son sólo animales particularmente bien constituidos. Ellos no son sólo un animal rationale sino, al mismo tiempo, como seres sociales son también complejos seres espirituales. Adicionalmente, ellos se ven obligados a encarar retos existenciales en los ámbitos de la ética y la religión.
La razón también abarca la polaridad de las fuerzas psíquicas del anima y del animus. El anima se esfuerza por combinar y unir (eróticamente). En estos días Jaspers atrae la mayor atención con motivo de la opinión, "la razón es aquello que conecta", y también con motivo de su proyecto de filosofía mundial.
Sin embargo, la razón no se detiene sólo en la función conectante del anima, sino que abraca también la función asertiva del animus -para la separación y el auto-cercioramiento. A diferencia del intelecto, la razón demanda que ha de seguir intentándose hablar con los combatientes religiosos, pero exige también ponerles límites. Esto es por qué la razón conecta sólo lo que puede ser conectado y lo que demuestra ser conectable. Exclusivamente con su ayuda se puede manejar la agresión de modo apropiado y contrabalancear las fuerzas individuales y colectivas y la debilidad en la resistencia.
La razón no está exenta de tener que vivir en la tensión de la antinomia evolutiva entre el egoísmo y el altruísmo, entre la heterotrofia y la sexualidad simbiótica: la vida en este planeta comenzó cuando las bacterias agresivas en busca de nutrientes lograron ganar la entrada violenta en el interior de otras bacterias. Es parte del milagro de la vida que en el proceso surgieron las interdependencias metabólicas entre los pedradores: como resultado de la transferencia genética horizontal surgieron allí, en un encuentro fatídico, las células eucarióticas que desde hace dos billones de años han estado ramificándose en una matriz inagotable de formas (LA 110, 112,116,133. 141).
La razón abarca también todas las polaridades psíquicas adicionales; esto es, pasiva y activa, concreta y abstracta, extrovertida e introvertida.
La racionalización, enmarcada por la razón como Wissenschaft, desencanta también al mundo. El juicio rechaza lo que no es relevante, y la identidad excluye lo que es ajeno a su naturaleza u opuesto a esta en hostilidad. La creatividad puede significar también destrucción inventiva. Las decisiones existenciales pueden ser incondicionales y conducir a la lucha. Para Jaspers la razón es un campo de estudio amplio, y en modo alguno armónico.



Los modos de lo abarcador



Jaspers denomina estos siete niveles lógicos (mundo, trascendencia, Dasein preconsciente, conciencia en cuanto tal, Geist, Existenz y razón) "modos de lo abarcador"(VW 48). Después de discutir los conceptos "existencia" y "cifras de la trascendencia", Jaspers desarrolla en la sección "La operación filosófica básica" una tercera categoría fundacional: "La pregunta es ¿qué es el ser -[Sein]?-La cuestión para esta pregunta es: ¿cómo puedo y cómo debo pensar el ser? Subsecuentemente Jaspers muestra que el ser no puede mostrarse como un objeto, y añade:
Todo lo que se hace objetivo para mí está en cada caso unido a una totalidad relativa de nuestro mundo, en el cual vivimos...Este nos envuelve, por decirlo así, en un horizonte de nuestro conocimiento. Cada horizonte nos encierra, nos niega una perspectiva más...el horizonte, por decirlo así, nos acompaña.[VW 37]
Aduciendo al objeto y al horizonte, este proceso del pensar ya revela la dicotomía entre la objetivación y la conciencia racional, y el espíritu que refleja los horizontes humanos y culturales.
Para la experiencia consciente, existen los muchos horizontes de la narrativa de la propia vida de uno, recordada siempre sólo en fragmentos, y el camino tomado por el destino de la familia, el parentesco, la nación y la comunidad cultural o religiosa. A partir de estas verdades parciales, las identidades personales y colectivas se forman de modos muy diferentes.
Para la conciencia objetivadora, existe el evento horizonte macrofísico (espacial y temporal) de nuestro cosmos; y existe el horizonte microfísico del nivel subatómico -los orígenes de la materia-energía que se hacen cada vez más misteriosos, hasta el nivel de las cuerdas y la espuma cuántica. A partir de esta materialidad la conciencia humana forma sus objetos, con los cuales calcula y opera racionalmente.
Como seres espirituales, los humanos viven dentro de horizontes incontables de verdades religiosas e ideas sociales, por lo que la evolución social, con sus metamorfosis y creaciones colectivas y culturales, nunca ha cesado de producir, cuestionar y en última instancia destruir.
El horizonte de los seres humanos existencialmente conscientes está determinado por la multiplicidad de sus decisiones -aquellas que son puestas en práctica realmente; aquellas que no son llevadas a cabo y aquellas que son rechazadas. Y todo esto tiene lugar en vista del misterioso origen del mundo (la matriz) a la que se han dado tantos nombres: lo divino, los dioses, el Dios uno, la vida, la materia-energía o, en palabras de Meister Eckhart: Wirklichkeit. Esto es todo lo que tiene un efecto (wirkt).
Jaspers llega entonces a la definición de lo Abarcador en dos etapas:
Para cada momento se presenta la posibilidad de avanzar más allá de la apariencia alcanzada del ser en el ser. Lo definido,el ser conocido siempre se encuentra abarcado por otro...A este ser, el cual no es ni un objeto (siempre restrictivo) ni un todo conformado dentro de un horizonte (siempre delimitado), lo llamamos lo Abarcador.
Por consiguiente, lo Abarcador es aquello que únicamente se anuncia a sí mismo -en lo que está presente en los objetos y apariencias de los horizontes...Este se actualiza sólo indirectamente...Dentro de cada horizonte comprendemos positivamente las cosas... que a través de este se hacen transparentes por medio de lo Abarcador.[VW 38]
A través de esta sinopsis del objeto mundo, del horizonte personal y de cada vez más horizontes, la inmanencia de nuestro mundo se hace transparente en vista de la trascendencia que abarca todos los horizontes.
La trascendencia se mantiene en oposición al mundo que es accesible a los humanos, al horizonte de eventos cosmológicos. Este es un aspecto metafísico monista en tanto totalidad de todos los fundamentos o fondos de nuestra realidad superficial. Esta realidad es accesible, en el aquí y ahora, sólo en una pequeña parte. Está rodeada no sólo por todas las posibilidades para el futuro, sino también por la multitud total de eventos evolutivos e históricos del pasado, el cual podemos reconstruir sólo en parte en la forma de algunos rasgos básicos. Lo que es el pasado es aquello que nunca pasará.
Desde la perspectiva de la filosofía de la existencia, la consideración de la Trascendencia (Heidegger la llama "rememoración" o "devoción" o "el pensamiento más pensativo") debe ser tematizada como un elemento estructural esencial de los rasgos de la personalidad humana: este nos proporciona la conciencia crítica, el estar conscientes de que no nos producimos a nosotros mismos, sino que fuimos creados, y que no obstante somos libres de proponernos metas (PH1 196, PH2 4, 65).
Ya que hay experiencias personales altamente involucradas en estos temas, esto significa también que uno tiene que renunciar a cualquier tipo de metafísica objetiva. Lo que no puede ser objetivado, en la medida en que los temas existenciales están involucrados, puede ser expresado en sentencias cruciales, "La existencia es sólo para la existencia", y "la relevancia metafísica de una interpretación está allí solo para la existencia"xv
Para Jaspers, lo Abarcador es un pensamiento diversificador que nos libera de cualquier forma particular del ser (Seindes) y nos obliga a volver atrás de todo pensar solidificador. Él lo ve como un pensamiento "que se anula a sí mismo"(VW 40) y que a la vez parece ser irrealizable. Siempre existe el peligro, considera, de que lo Abarcador sea pensado objetivamente; en realidad, es meramente para él "un amanecer de la conciencia del ser que desafía la comparación con todo conocimiento definido" (VW 41). Él también llama a esta autoconciencia estado de ánimo básico, actitud básica o estado básico del ser humano filosofante. También lo ve no como un nuevo método, sino como una herramienta o ruta. Él es inflexible en considerar que este no conduce a un proyecto para concebirse como ontología o sistema; en su lugar, cree que este pensamiento básico crea para nosotros el espacio libre en el que la lógica filosófica puede desarrollarse.
Los modos de lo Abarcador se convirtieron en la esfera principal de la vida y la obra de Jaspers. Juntos representan una antropología que se desarrolló orgánicamente. Con esta, él quiso liberarse a sí mismo, como sistematizador, de los giros arbitrarios de Nietzsche en la perspectiva de la realidad.
Dado que la historia de las ideas se nutre de etiquetas, esta antropología filosófica podría ser caracterizada como una antropología original y funcionalmente matizada (lo que hasta la fecha se discute apenas). Puede compararse a un prisma que muestra las posibilidades para la acción humana en cuatro niveles de la realidad: el vital, el consciente, el mental y el existencial. El grado de precisión con el que el prisma es cortado determina por consiguiente cuán matizado -o como puede ser el caso, con cuánta difusión- el mundo de la vida humano es percibido. Una teoría matizada de la comunicación se relaciona correspondientemente con este con varios niveles de comunicación, y una teoría de la codificación capaz de distinguir entre imágenes, signos, símbolos y signos de la existencia.



Segunda esfera de la vida y la obra: Lógica filosófica, Teoría de los métodos, Teoría de las categorías, Teoría de la Wissenschaft



En su introducción a Von der Wahrheit, Jaspers anunció tres volúmenes adicionales. Una teoría de los métodos (al servicio de la certeza) estaba destinada a describir las operaciones con las que son alcanzadas perspectivas particulares, incluyendo los límites de cada certeza determinada de este modo. La teoría de las categorías (al servicio de la claridad) estaba destinada a generar la concientización del hecho de que todo conocimiento está determinado por categorías. La teoría de la ciencia (Wissenschaftslehre) se involucraba en los objetos y las formas sistemáticas de la Wissenschaft, y también en su sentido, el cosmos de su unidad, así como en sus divisiones por medio del asunto del que se ocupa, estaría "al servicio de la visión general interna de la ley del posible conocimiento"(VW 27).
Jaspers describe la relación cercana entre todas estas partes de la lógica filosófica. Ellas eran la segunda esfera más importante de la vida y la obra. Las partes pueden ser atravesadas en un círculo entre los horizontes más externos y los orígenes iluminados a través de ellos, a través del reconocimiento de los movimientos metodológicamente posibles y de las formas del conocimiento en categorías, hacia la memoria cultural multifacética de lo que es conocido.
O en otras palabras: comenzando a partir de lo abarcador pre-lógico, tomamos rutas del conocer (metodología), en los significados perceptibles de la objetividad y de lo que se hace claro en la concreción (teoría de las categorías), a través de las formas sistemáticas [Gestalten] de la verdad (teoría de la Wissenschaft), de regreso al origen (verdad).[VW 27]
En esta forma Jaspers buscó conectar dos esferas de la vida y la obra: una antropología filosófica funcionalmente matizada y una teoría innovadora de los métodos, la Wissenschaft y las categorías -para él, todo esto conjuntamente constituye una filosofía de la vida con la que es posible vivir.
Solamente unos cuarenta años después, en 1991, se destinó el material para estos tres volúmenes a su publicación, recogidos de los documentos de Jaspersxvi. Está en diversas etapas de elaboración, pero no obstante puede ser usado en la práctica. Cada estudioso en las ciencias naturales y las humanidades, cada filósofo, físico o abogado realiza su práctica realmente de forma más o menos consciente en el ámbito de estas dos esferas referidas aquí.



Monismo metodológico y métodos específicos



Elegir un método, según el significado original griego de methodos, es emprender un camino particular, seguir una ruta marcada. El poeta griego Hesíodo escribió ya sobre el camino escarpado y estrecho que conduce a la virtud y aquel amplio que conduce al vicio. Y Heráclito de Efeso advfirtió que no debemos olvidar nunca a dónde conduce una ruta.
Respecto a las preguntas sobre el método en el campo de la economía y la política, así como en las Wissenschaften (término colectivo para los campos académicos en búsqueda de las ciencias y el conocimiento) y la filosofía, estamos siendo confrontados no sólo con un tema teórico académico, sino también, y siempre, con cuestiones que son de inmediata relevancia práctica -de hecho, incluso, con ideologías enteras. El materialismo dialéctico es un ejemplo. Después de todo, este identificaba un método derivado de la filosofía y las humanidades -el método dialéctico- como la vía hacia la verdad para las Wissenschaften. Sin embargo, esto causó gran consternación entre los científicos naturales. Incluso los biólogos y los estudiosos de la evolución se vieron obligados a usar tríadas dialécticas en el prólogo de sus publicaciones.
Para empezar, hay cuatro pares de métodos contrastantes:
*las partes individuales de un contexto más grande se examinan analíticamente, e inversamente, las partes individuales se unen sintéticamente en un todo mayor;
*el método inductivo trabaja procediendo desde la parte al todo e inversamente, el deductivo del todo a sus partes;
*el método de las ciencias naturales, el cual busca explicar, es apenas adecuado para la interpretación, por ejemplo, de textos literarios o símbolos complejos y por consiguiente se complementa en las humanidades (ciencias culturales) por el método de compresión (hermenéutica);
*el estado de cosas se caracteriza con precisión descriptivamente, ante normas que son buscadas prescriptivamente y que pueden aplicarse a ese estado de cosas en el futuro.
La oposición polar en estos cuatro pares de métodos basta para mostrar que toda perspectiva en las Wissenschaften no puede ser sino específica (partikular). Esto se debe al hecho de que esta ha favorecido a una de estas perspectivas. En el mejor de los casos, podemos tener éxito intuitivamente combinando algunas de estas perspectivas -pero difícilmente cuando seguimos a la vez todos los caminos.
El monismo metodológico que se concentra en un método específico parece ser más adecuado en las ciencias naturales que en las humanidades. Aquí, combinaciones ingeniosas -una multiplicidad de métodos diseñados para cada caso particular- se requieren con más probabilidad, a fin de encontrar el camino correcto a Roma, o más bien un camino que se aleje de la Roma de la opinión hegemónica recibida.
Son los científicos naturales quienes por encima de todo, en su búsqueda por el conocimiento generalmente válido, tienen que dividir la realidad en sujeto (el observador) y objeto (el objetivo del escrutinio). Después de haber dado este paso hacia la comprensión, ellos tienen que regresar a la perspectiva de la tercera persona, lo que significa excluir todo lo subjetivo.



Métodos especiales en las Humanidades y en las Ciencias Naturales



Los etnólogos usan una metodología diferente para la investigación -esto es, la observación participativa. Adicionalmente, también hay otros numerosos formatos metodológicos especializados:
*el método axiomático procede de un principio que ya ha sido demostrado;
*el método histórico o genético se propone trabajar al revés a través de las conexiones causales y de este modo relacionar situaciones en la vida (deducir enlaces entre ellas), sin singularizarlas (aislarlas) o relativizarlas (encontrar excusas para ellas);
*el método genealógico persigue tomar en cuenta otros ámbitos de la vida, como por ejemplo derivando fenómenos culturales de las fuerzas económicas;
*el método escéptico cuestiona habitualmente las opiniones recibidas;
*el método catártico busca remover los agobios mentales a través de la psicoterapia
*y a los ya mencionados más arriba se pueden añadir los numerosos métodos y objetivos pedagógicos.
Adicionalmente, hay un amplio rango de métodos imaginativos, cuya significación se subestima frecuentemente.
Por ejemplo, Albert Einstein descubrió sus dos teorías de la relatividad usando métodos que pueden describirse como experimentos del pensamiento de ficción e imaginativo. Esto representó un nuevo género de la creatividad científica. Los experimentos del pensamiento se desarrollan en forma subjuntiva: “¿Cómo sería si uno corriera detrás de un rayo de luz? ¿Y si uno fuera a montar sobre este?”Einstein atravesó el cosmos usando trenes o ascensores súper rápidos, y en el proceso desarrolló imágenes que en su cabeza se fusionaron en películas.xvii
Este es sólo un ejemplo de cómo el método imaginativo en modo alguno está confinado a etapas ingenuas del saber tales como la magia o la imaginación artística, sino que también ha demostrado ser capaz de revolucionar los fundamentos de nuestra concepción del mundo.
El método imaginativo también incluye el pensar en imágenes y esquemas que hacen evidente un sistema de conocimiento y que se propone alcanzar una visión general condensada. Ejemplos de esto son los árboles evolutivos de la vida en las obras de Charles Darwin y Ernst Haeckel. El diagrama conecta el texto y la imagen.
Para Kant, el esquema representa una arquitectónica de los conceptos, aunque es sólo una forma técnica, una forma mecánica de proceder. Retomando esto, Jaspers subraya que cada uno de los esquemas de Kant se refiere meramente a una multitud de formas de ordenar el mundo, que cada uno se refiere sólo a la idea reguladora de unidad. Debido a esto, Jaspers explica que esto debe complementarse con un esquema empáticamente heterogéneo de temas existenciales. Esto lo incitó a referirse a los signos de la existencia. Sin embargo, en su opinión, los cursos existenciales de acción no se pueden captar nunca apropiadamente con ellos; cuanto más, estos pueden ser aclaradosxviii .



Métodos universales (Dialéctica, Fenomenología y Lógica Formal)



Los métodos universales se caracterizan por el hecho de que ellos tienen significación tanto para las Wissenschaften como para la filosofía.
En su teoría de la metodología, Jaspers caracteriza la fenomenología como un esfuerzo por poner a disposición de uno mismo lo que uno piensa, como intento por dejar que el asunto de la investigación misma se haga presente, por acercarlo a uno mismo liberándolo de las opiniones vacías, por dejar al descubierto el asunto y afirmativamente quedarse con él, sumergiéndose uno mismo en este. Para él, esto se extiende desde la intuición sensorial hasta la culminación de los pensamientos abstractos, desde la experiencia real hasta los vuelos de la imaginación. Sugiere que su realización descansa en “traer tan materialmente cerca como sea posible todo lo que puede llegar a ser objetivo”(NPL 296).
No obstante, Jaspers creía que todo en la fenomenología en su forma contemporánea necesitaba el método trascendental. Para Jaspers, la fenomenología se interesa por encima de todo en las percepciones y en todo lo que va asociado a ellas, en lo que Hegel entendió como “hacerse presente” en tanto no siendo más que una etapa de cada concepción de la verdad. En contraste con la falta de sustancia filosófica de la fenomenología contemporánea, la fenomenología de Hegel era, para Jaspers, una aclaración de la posible manifestación objetiva de las existencias originales en sus manifestaciones, creencias y obras -mientras que la fenomenología contemporánea se volvió meramente hacia la conciencia (NPL 364).
El método de la dialéctica tiene especial importancia para poder seguir la dinámica de los procesos psíquicos. Sólo una pequeña proporción de las tríadas dialécticas en la filosofía de Hegel se relaciona con la historia de las ideas (por ejemplo, el dogmatismo, el escepticismo, la dialéctica) o con la lógica categórica (por ejemplo, tesis, antítesis, síntesis; o inmediatez, mediación e inmediatez renovada). La mayoría de ellas se relacionan con la antropología filosófica (por ejemplo, inconsciente, consciente, autoconsciente; o sensibilidad, intelecto y razón).
Jaspers introdujo tríadas dialécticas adicionales (tesis, antítesis, síntesis) en su antropología: tres clases de consciencia, tres clases de conocimiento y tres efectos de la conciencia absoluta trascendentalmente orientada a la conducta humana. Además él distinguió tres lenguajes de la trascendencia (el inmediato, canalizado por la experiencia de la unión mística, la visión,y la revelación; la mitologización, canonización y dogmatización de estas experiencias en las comunidades religiosas y finalmentye, la reflexión filosófica del metafísico sobre estos registros de la historia de la religión como cifras de la trascendencia).
Se pueden añadir también tríadas adicionales: hay tres clases de juicios (teórico-reflexivo, práctico-determinante y estético), así como tres conceptos estructurales orientadores en la antropología (memoria, orientación y control). Sobre el fundamento de numerosas tríadas en y entre los cuatro niveles psíquicos (preconsciente, conciencia, espíritu y existencia) el método de la dialéctica es indispensable para una antropología filosófica integrada.
Resulta crucial para Jaspers que la dialéctica se emplee no como un método universal y abstracto, sino como una “dialéctica concretamente esclarecedora” que tiene que conectarse siempre con los métodos particulares en las Wissenschaften y en la filosofía si ha de conducir a perspectivas tangibles. Esto atañe no sólo a la antropología terapéutica de la persona específica sino también a la dialéctica colectiva histórica.
Una tesis ideológica con su acción (revolucionaria) siempre ha conducido a una antítesis con una reacción (conservadora). Diversas reacciones han demostrado ser posibles en la historia social: primero que todo, podemos mencionar las rupturas totales, tal como la guerra de confesiones religiosas o la guerra civil de la lucha de clases. Alternativamente se vería una síntesis o integración, como ocurre en las iglesias nacionales. La fundación de la Iglesia Anglicana por la Reina Isabel I fue el fundamento para la paz interna y el surgimiento de Inglaterra. Algo similar resulta válido para la iglesia unida prrusiana, que resultó de una síntesis de las concepciones calvinista y luterana. Del mismo modo, el estado social de Bismarck puede ser considerado como una síntesis exitosa (en el sentido de un gobierno diversificado) de la nobleza, la burguesía y los trabajadores (ADK 123, 126).



Métodos filosóficos



Sobre todo, es por su relación con Nietzsche que Jaspers llegó a un método específico de la hermenéutica filosófica caracterizado por:
*La distinción crítica y la apropiación existencial (que él llamó Anverwandlung) xix.
*La comunicación indirecta es ambigua y se expresa, por ejemplo, a través de la ironía, pero también se manifiesta en formas de conducta que son ejemplares o sirven como modelo. Esto mantiene los espacios abiertos para otros, en los cuales ellos pueden responder si lo eligen y cómo lo hacen, anima la contemplación independiente.
*El reduccionismo auto-reflexivo explica los estados de cosas complejos a través de simples capas de la realidad, aunque está consciente de los problemas relacionados con el hecho de que esto no puede conducir a la verdad completa.
*La meditación, también, es un método puramente filosófico. A través de la pura introspección y de la supresión de todos los estímulos sensoriales externos persigue alcanzar un nuevo grado de atención y una nueva forma de ver las otras cosas vivientes. Esto significa hacer más fácil el control de los estados internos y las emociones.
Una antropología deficiente es el único resultado posible si los métodos monolíticos, tales como el dialéctico o el analítico-lingüistico, se hacen absolutos y se proclaman como el “camino real a la verdad”. Las realidades de la conducta psíquica, respecto a las cuales el proceder lógicamente en los términos de la Wissenschaft no es sino una parte, pueden captarse adecuadamente sólo a través de muchos métodos, es decir, aquellos que son apropiados para el tema dado. En correspondencia con la búsqueda metodológica de Jaspers, resulta razonable asumir que el logro de una pluralidad consciente de métodos es un deber filosófico.



Wissenschaften específicas y universales



En toda teoría de la Wissenschaft debe trazarse una distinción entre las ciencias naturales que se interesan por los fenómenos individuales y en consecuencia son específicas, y las humanidades y las ciencias sociales que investigan asuntos universales.
Las Wissenschaften universales incluyen la lógica formal o matemática y la psicología. así como la antropología, la sociología y las humanidades y ciencias sociales. Para Jaspers, las Wissenschaften universales siempre están ya en camino hacia la filosofía; ellas son una filosofía que todavía no se ha vuelto consciente de sí misma. En consecuencia ellas se encuentran entre la ciencia y la filosofía (Carl Gustav Jung enfatizó que la psicología se caracteriza por una inclinación necesaria a la filosofía, similar a un río que busca el mar). Jaspers creía que sólo a través de las Wissenschaften específicas se puede atrapar la esencia de la genuina Wissenschaftlichkeit (NPL 376 ff).
Con esto él continuó el proyecto incompleto de Wilhelm Dilthey de desarrollar una comprensión sistemática de las humanidades. Dilthey ya había reconocido que no puede haber una división claramente definida entre las humanidades y las ciencias naturales que producen resultados precisos, sino sólo la zona transicional ya mencionada entre la observación distanciada y participativa, cuando los fenómenos culturales han de evaluarse o los textos y obras de arte han de entenderse interpretativamente. La experiencia directa de tales fenómenos -cómo aparecen ante nosotros y qué sentido parecen tener- también es parte inseparable del entendimiento.
Por encima de todo, una teoría de la Wissenschaft tiene que examinar la interacción de las ciencias naturales y las humanidades en las áreas limítrofes donde ellas colindan. Adicionalmente, deben ser definidas las responsabilidades de la filosofía que se extienden más allá de la ciencia -ofreciendo el conocimiento orientador de una filosofía social y una filosofía de la historia- diferenciando de este modo entre lo supra-racional, las funciones mentales (geistigen), aclarando los signos de la existencia y preguntándose qué forma de metafísica contemporánea debe adoptar.



Categorías específicas, universales y abarcadoras



Finalmente, el conocimiento general orientador requiere una teoría de las categorías dirigida a alcanzar un lenguaje filosófico básico a fin de evitar ambigüedades en la argumentación y la discusión filosófica. La relación entre lenguaje y pensamiento está aquí en juego, como lo están las diversas categorías de las funciones mentales, por ejemplo las categorías de la racionalidad; aquellas de las funciones espirituales y las de la conciencia existencial de la libertad.
A pesar del hecho de que Jaspers trabajó estas funciones básicas mentales en su lógica filosófica, él segmenta la teoría de las categorías de una nueva forma. Empieza por distinguir entre los orígenes de las categorías: las categorías universales del objeto, las categorías específicas de la realidad y los signos y cifras de la libertad.
En un segundo paso, estos tres grupos son divididos en términos de categorías universales y específicas (en relación con la teoría de la Wissenschaft), así como en los términos de las categorías abarcadoras que se relacionan con su lógica filosófica. Esto no significa un conocimiento de los diversos niveles de la realidad de los “modos de lo abarcador”; en vez de eso se propone contribuir a su aclaración. El movimiento aclarador hacia la cognición de lo Abarcador abre los caminos al ser (Sein). “La teoría de las categorías, de modo contrastante, da respuestas definidas a la cuestión del ser. Esto indica las verdaderas condiciones dentro de las cuales siempre debe permanecer” (NPL 32).
Más allá del campo especializado de la filosofía, sólo es de interés general que la teoría de las categorías es capaz de atrapar las preferencias fundamentales -o ciertamente las limitaciones- de un lenguaje. Precisamente es debido a los lenguajes que una antropología matizada en mayor o menor grado puede tener cabida.
Los logros filosóficos de la lengua alemana incluyen, por ejemplo, la capacidad de distinguir entre Verstand y Vernunft, Realität y Wirklichkeit, Gefühl y Empfindung. Esto comenzó inicialmente con los escritos alemanes de Meister Eckhart hasta la filosofía del lenguaje de Leibniz; continuó luego en el siglo diecinueve, después de Kant, se ramificó no sólo en idealismo y positivismo, sino también llegó a alcanzar una complejidad que abarcó esta división con la ayuda de polos aún más distantes, que son tratados en la filosofía de la vida (Schopenhauer y Nietzsche) y la filosofía de la existencia (Kierkegaard, Jaspers y Heidegger). En consecuencia, la amplitud del horizonte así alcanzado no debería estrecharse otra vez en el campo de una antropología que busca hacer justicia al estudio de los humanos.



Filosofía intercultural



Hannah Arendt fue el punto de referencia intelectual más importante para Jaspers después de Max Weber y el indólogo Heinrich Zimmer. Después de recibir la Lógica de Jaspers, ella rehuyó leer el libro durante dos años porque estaba “abrumada por el temor” de que sería engullida por la filosofía “durante meses y meses”. Jaspers respondió irónicamente que él entendería si ella nunca llegara a leerlo. También para él, dijo
el tedioso divagar profesoral en libros demasiado voluminosos es, en el mejor de los casos, una empresa dudosa...aún cuando invertimos tanto trabajo en ellos y vivimos en la fe inquebrantable de que en algún momento ellos podrían ser importantes para alguien. Y en el curso del tiempo -¿quién sabe?-se puede encontrar la utilidad de uno u otro capítuloxx.
Arendt se disculpó: “Dondequiera que abría el libro, yo estaba tan atrapada por éste que no era capaz de volver otra vez con alguna concentración a mi propio material concreto”xxi. Ocho meses después, ella encontró de modo efusivo palabras para esta obra:
este es el mayor de sus libros y un libro ciertamente muy, muy estupendo. Estos movimientos del pensamiento (y todo el asunto está escrito realmente en el estilo de un andante) despejan y hacen presente y miden el espacio y la completa multidimensionalidad en la cual la “percepción en cuestión”, la percepción realmente correspondiente, se ha establecido como razón. Esto no es eclecticismo ni una síntesis de los opuestos, sino más bien una clase de síntesis y conciliación de las cosas en la mayor medida posible. Con la construcción de este espacio -que puede ser abierto sólo a través de los movimientos del pensamiento o de un pensar infatigable, en movimiento omnipresente- cada pensamiento individual pierde, por así decir, su atadura con un cierto lugar y así su pedantería. Se hace libre para estar cerca de lo que es más remoto. Hablando políticamente, esta es la des-provincialización de la filosofía occidental.xxii
En esta carta, Arendt añade la especulación “en cuanto a si este no es quizás el último libro de la filosofía occidental, su palabra final, por así decir, y al mismo tiempo el primer libro de una filosofía mundial, su palabra inicial, por así decir”(C 157). Con esta conjetura, ella atrapó intuitivamente el enfoque intercultural del nuevo modo de vincular la lógica y la antropología filosófica de Jaspers.


i Una versión de este ensayo fue presentada en la Octava Conferencia Internacional Jaspers, Beijing, en agosto de 2018. Todas las citas de las obras referidas a la edición alemana son traducciones del autor.
ii Por ejemplo, Johann Glatzel, "Die Psychopathologie Karl Jaspers' in der Kritik", y Gerd Huber, "Die Bedeutung von Karl Jaspers für die Psychiatrie der Gegenwart", en Karl Jaspers: Philosoph, Arzt, Politischer Denker, Symposium Zum 100. Geburstag in Basel Und Heidelberg, eds. Karl Jaspers, Jeanne Hersch, Jan Milic Lochman, Reiner Wiehl y Wilhelm Anz, München, DE: Piper Verlag 1986, pp. 162-76 y pp. 179-94. Véase también BUrkhard Gäbler, "Karl Jaspers als Initiator des geisteswissenschaftlichen Denkens in der Psychiatrie", Jahbuch der Österreischen Karl-Jaspers-Gesellschaft 3/4 (1990), 18-33.
iii Otto A. Böhmer, Sterstunden der Philosophie: Schlüsselerlebnisse groβer Denker von Augustinus bis Popper, München, DE: C. H. Beck Verlag 1994, p. 125. Véase también Hans Saner, Karl Jaspers in Selbstzeugnissen und Bilddokumenten, Reinbeck bei Hamburg, DE: Rowohlt 1987, pp. 2, 35, 69, 111.
iv "Ich kann nur hinweisen auf die Kontinuität dieses Blicks in mir seit 50 Jahren -darauf, daβ mein Philosophieren all die Jahre nicht ohne Denken an Max Weber geschach." Karl Jaspers, Max Weber: Politiker, Forscher, Philosoph, München, DE: Piper Verlag, p. 9.
v Karl Jaspers, Vernunft und Existenz, München, DE: Piper Verlag 1987, pp. 45-7.
vi Karl Jaspers, Philosophie, 3 Bände, Berlin, DE: Springer Verlag, 1932. [En lo que wsigue citado como PH con el número del volumen]
vii Albrecht Kiel, Das Menschenbild von Karl Jaspers und C. G. Jung -in neuer Vermittlung. Eine differenzierte Anthropologie der leibseelischen Potentiale, Münster, DE: LIT Verlag 2012 pp. 196-200.[En lo que sigue citado como MJJ]
viii Karl Jaspers, "Philosophical Autobiography", en The Philosophy of Karl Jaspers, ed. Paul A. Schilpp, La Salle IL: Open Court Publishing Company 1957, pp. 3-94, aquí p. 73.
ix Karl Jaspers, Von der Wahrheit: Philosophische Logik, Erster Band, München, DE: Piper & Co. Verlag, 1947.[En lo que sigue citado como VW]
x Karl Jaspers, "Über meine Philosophie", en Rechenschaft und Ausblick, München, DE: Piper Verlag 1951, pp. 333-65, aquí p. 363-4.
xi Nick Lane, Life Ascending: The Ten Great Inventions of Evolution, New York, NY: Norton & Co. 2009, pp. 288-90, 295.[En lo que sigue citado como LA]
xii Albrecht Kiel, Die Sprachphilosophie von Karl Jaspers: Anthropologische Dimensionen der Kommunikation, Darmstadt, DE: Wissenschaftliche Buchgesellschaft 2008, pp. 202-10.[En lo que sigue citado como ADK]
xiii Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Enzyklopädie der philosophischen Wissenschaften im Grundrisse, Heidelberg, DE: Oswald Verlag 1830, §553ff, https://babel.hathitrust.org/cgi/pt?id=hvd.hwwvlx;view=1up;seq=629, accedido el 28 de mayo de 2019.
xiv Una discusión detallada de estos tipos de acción, con numerosos ejemplos prácticos, está en Albrecht Kiel, Von der Geschichte der Logik und der Logik der Geschichte- Historische, soziale und philosophische Logik, Würzburg, DE: Ergon-Verlag 1998, pp. 315ff.[En lo que sigue citado como GL]
xv Gerhard Knauss, "Anfang und Ende des Denkens von Karl Jaspers: Biographisches und Gedankliches", en Karl Jaspers: Geschichtliche Wirklichkeit mit Blick auf die Grundfragen der Menschheit/Karl Jaspers: Historic Actuality in View of Fundamental Problems of Mankind, eds. Andreas Cesana y Gregory J. Walters, Würzburg, DE: Verlag Köngishausen & Neumann 2008, pp. 21-9.
xvi Karl Jaspers, Nachlass zur Philosophischen Logik, eds. Hans Saner y Marc Hänggi, München, DE: R. Piper 7 Co. KG, 1991.[En lo que sigue citado como NPL]
xvii Jürgen Neffe, Einstein: Eine Biographie, Reinbeck bei Hamburg, DE: Rowohlt 2005, pp. 81, 144, 157, 164-7, 228, 235, 367.
xviii Werner Stegmaier, “Schema”, en Historisches Wörterbuch der Philosophie, Volume 8, R-Sc, eds. Joachim Ritter, Karlfried Gründer y Gottfried Gabriel, Basel, CH: Schwabe Verlag 1992, pp. 1250, 1257.
xix Karl Jaspers, Die Geistige Situation der Zeit, Berlin, DE: deGruyter 1931, p. 151; véase también VW 25.
xx Carta de Karl Jaspers a Hannah Arendt, 3 de febrero de 1949, en Hannah Arendt Karl Jaspers Correspondence 1926-1969, trad. de Robert y Rita Kimber, eds. Lotte Kohler y Hans Saner, San Diego, New York, London: Hartcourt Brace Jovanovich 1992, p. 131.[En lo que sigue citado como C]
xxi Hannah Arendt, carta a Karl Jaspers, 15 de febrero de 1949, en C, p. 132.
xxii Hannah Arendt a Gertrud y Karl Jaspers, 4 de octubre de 1950, en C, pp. 156f.